¿Hay casta en el radicalismo entrerriano?

 ¿Hay casta en el radicalismo entrerriano?

En los últimos años, en la Argentina ha cobrado fuerza el término “casta” para referirse a un grupo de dirigentes políticos cuyos apellidos se repiten constantemente en las listas electorales de todos los partidos y que ocupan los cargos públicos, sean electivos o no.

Es necesario mencionar que La Libertad Avanza, la fuerza política que “denuncia” este fenómeno, no ha dudado en sumar a sus listas y a su gestión a auténticos representantes de "la casta" que tanto señala. "Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago", parece ser su lema. Además, su mensaje es falaz y limitado, pues no incluye a los empresarios nacionales y extranjeros que, mediante prebendas estatales, han sido eternamente beneficiados en detrimento del pueblo, como se evidenció en la Ley de Bases y que constituyen una verdadera casta en sí misma.

 

Partiendo de esta premisa, nos propusimos investigar si existe "la casta" en el radicalismo entrerriano de los últimos tiempos.

Para ello, utilizamos la inteligencia artificial, tan en boga en estos días, y analizamos la información aparecida en los Medios de comunicación y en las listas de candidatos desde 2000 hasta la actualidad. De esta manera, extrajimos los apellidos que más se mencionan en ambos casos.

Los resultados fueron once apellidos. Algunos sorprenden; otros, no tanto.

Los radicales, que nos conocemos muy bien entre nosotros, sabemos que no todos los apellidos de la lista se repiten por las mismas razones. También sabemos que la mayoría de ellos no la integran por sus virtudes personales y/o políticas y, menos aún, por sus valores doctrinarios. Como tampoco por la performance electoral que han tenido, sino por los acuerdos de cúpula que reemplazaron a las elecciones internas, que les permite permanecer en esos lugares de toma de decisiones.

 

Los apellidos más reiterados, por orden alfabético, son:

Benedetti

Cusinato

Galimberti

Jaroslavsky

López

Monje

Rogel

Troncoso

Schneider

Varisco


La inteligencia artificial nos indicó que estos apellidos han sido recurrentes en las noticias, destacándose por su participación en diversos cargos electivos y políticos y su influencia excluyente dentro del partido y la política provincial desde hace más de 20 años. Los resultados omiten a las figuras menores que responden a este selecto grupo pero que no tienen tanta exposición mediática.

Sorprendentemente, de los 73.170 afiliados que tiene la UCR en Entre Ríos, son solo estos 10 apellidos los que se repiten una y otra vez en las listas.

Desde 1892, la UCR tiene su Carta Orgánica, a través de la cual se interpreta que tanto Alem como sus contemporáneos buscaban garantizar la pluralidad y la participación de la totalidad de los afiliados a través de sus representantes. No es difícil imaginar a aquellos hombres pensando y diseñando esa Carta Orgánica que regiría los destinos del partido por más de un siglo con ese fin. Lamentablemente, su espíritu original ha sido desvirtuado por acciones inmorales de un puñado de afiliados que ven al partido como una oportunidad personal, no como una herramienta de cambio en beneficio de los entrerrianos. Algo similar ocurre a nivel nacional, pero eso es otro capítulo.

Poco antes de morir, el presidente Raúl Alfonsín dejó un mensaje dirigido especialmente a los jóvenes: “Sigan a ideas, no sigan a hombres. Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas que mantienen viva a la política democrática”.

Es hora de que los afiliados tomemos las riendas del partido y nos empoderemos para ocupar lugares de toma de decisiones. Solo así podremos asegurar que la UCR vuelva a ser una verdadera representación de todos sus miembros y no solo de unos pocos apellidos recurrentes. La participación activa y el compromiso con los ideales del partido son fundamentales para construir un futuro más plural y democrático.

 

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